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El Granerer

En 1973 aparece El Granerer, la primera publicación fallera de Torrent, con el subtítulo de “Revista Fallera de la Ciudad de Torrente”. El cronista Vicente Beguer Esteve describe la aparición del Granerer de la siguiente manera:

«Va ser l’esdeveniment més valuós, per a mi, de les falles torrentines l’any 1973. En ell estaven els programes d’actes generales, els llibrets que moltes – per no dir totes– oferien al poble, i la constant superació de la festa, ben cuidat tot –i millorat– per la Junta Local, que presidia Vicent Miquel Ferrandis, i l’ajuda imprescindible de tots els fallers. Faltava un exponent que anara tots els anys deixant constància de les nostres festes. Em varen ajudar Vicent Pallardó Latorre, en la portada; els amics Paco Torrent i Pascual Romero, amb versos al·lusius, i Pep Ibáñez Clemente, amb la seua dedicació plena, ajudat per Josep M. Alejos i Miquelet Mora. Clarés, per tots els fallers. I El Granerer en el carrer.»

Con casi medio siglo de vida a las espaldas, El Granerer ha ido transformándose a lo largo de su historia en una revista de imprescindible consulta para conocer la historia de las fallas de Torrent. Muchas son las firmas de grandes falleros de Torrent que han ido aportando sus recuerdos, críticas y artículos de opinión a lo largo de estos años. Una de las primeras acciones que toma la COMFET, Comisión de Estudios Falleros Torrentinos, fue la digitalización de todos los ejemplares del Granerer, porque estuvieron accesibles a todo el público vía internet.
En marzo de 2022 el Granerer cumplió 50 años de historia: poesía, investigación, opinión y humor destacan de entre las más de 5.000 páginas de historia que nos recordamos que hemos sido y que somos los falleros de la capital de l’Horta Sur. Un homenaje a poetas y falleros, a Torrent y a su gente, puesto que la revista que empezó para difundir la fiesta se ha convertido en todo un referente anual y de los más antiguos de la ciudad, gracias a todos aquellos que un día se metieron   para dar voz en la fiesta.

 

Nacimiento del Granerer

A principios de los 70 el mundo fallero torrentí está en plena efervescencia, puesto que entre 1971 y 1973 se produce un aumento espectacular de censo y comisiones falleras, producto del flujo migratorio a Torrent y del aumento de esta población de l’Horta. En paralelo, se articula todo un calendario de actas y un entramado festivo que toma un talante oficioso en un principio y oficial al final que será utilizado por el ayuntamiento para tomar el poder de la fiesta y difundir unos valores y criterios determinados. En 1971 se crea la figura de la Fallera Mayor y el emblema de la Torre, como insignia distintiva. Ese desarrollo de sinèrgias precisaba la creación de una revista oficial que recogerá toda la actividad, como ya se hacía con la revista de fiestas Patronales de Santo Abdó y Senent..

Todo ello, en 1973 nace “El Granerer”, con el subtítulo de “Revista Fallera de la Ciudad de Torrente”. El cronista Vicente Beguer Esteve describe la aparición del Granerer de la siguiente manera: «Fue el acontecimiento más valioso, para mí, de las fallas torrentinas en 1973. En él estaban los programas de actas generales, los libretos que muchas –por no decir todas– ofertaban en el pueblo, y la constante superación de la fiesta, muy cuidado todo –y mejorado– por la Junta Local, que presidía Vicent Miquel Ferrandis, y la ayuda imprescindible de todos los falleros. Faltaba un exponente que fuera todos los años dejando constancia de nuestras fiestas. Me ayudaron Vicent Pallardó Latorre, en la portada; los amigos Paco Torrent i Pascual Romero, con versos alusivos, y Pep Ibáñez Clemente, con su dedicación llena, ayudado por Josep M. Alejos y Miquelet Mora. Clarés, por todos los falleros. Y el Granerer en la calle.»

 

Diseños de portada

Hay que destacar el que sería la primera portada de la revista y por extensión la primera imagen icónica de las fallas torrentinas hasta día de hoy. Dicha imagen no era inédita, puesto que fue creada para la portada de la revista de las fiestas patronales de julio, en honor en los Sants de la Piedra. Vicente Beguer, cuando fue alcalde de la ciudad, encargó la dicha ilustración al artista -torrentí de adopción -Vicente Pallardó “de la mano de nuestro paisano, tan enamorado de las cosas de Torrent, nos vino al primer cartel del “Granerer”, que figuró en la portada de las revista de las fiestas patronales de 1969 para después reproducirlo como una bella impronta en nuestra primera revista fallera.” En 1974 la ilustración original de Pallardó es modificada. El fallero torrentí y artista aficionado, Antonio Fernández Balbuena, recibe el encargo de revisar esta efigie que “prevalece reducida en tamaño y adaptada a un nuevo tema fallero”, a la que se incorpora, utilizando la técnica del collage, un faldón en forma de murcielago, las llamas del lado izquierdo y la tipografía que anuncia la llegada de las fallas, haciendo las veces de la imagen fallera torrentina por excelencia. “La Junta Local vino a por mí- nos cuenta Balbuena- Regino Esteve me dijo que hiciera algo para modificarlo. Yo en aquella época estaba en el departamento de publicidad de la CAM y ya había hecho anuncios y algunas portadas de revista de Semana Santa. La portada original no era mía, sino de Pallardó. Sobre una cartulina blanca coloqué una trama azul y la recorté para que tan solo quedara el recorte original del Granerer de Pallardó, posteriormente añadí las llamas y las tipografías. Cada año, las diferentes imprentas encargadas de imprimir la revista han ido cambiando los fondos y las tramas”, comenta Balbuena.

Durante toda la década de los 70 la efigie del Granerer se erige como visión representativa de las fallas, y tan solo cambia las combinaciones de los colores del fondo con el del faldón del rata penada. A finales de los 80 la imagen/cartel creada por Fernández Balbuena se reduce y aparece enmarcada por un gran marco azul (en 1987) y en amarillo (en 1988), hasta que en 1989, por primera vez, se cambia la portada por una acuarela que representa la explosión de una palmera de fuegos artificiales. En 1990 se ilustra con una parte de la obra de Sorolla, “Grupa Valenciana” (1906), en 1991 otra acuarela ilustra la portada para dar a presentar en cada número a los carteles ganadores el año anterior. En 1996 se hace gastar el primer cartel anunciador de las fallas de Torrent, un trabajo que le encargaron a Vicent Pallardó, donde muestra la silueta en negro de su falla en la plaza del Caudillo, bajo el lema “Proyectos y más proyectos”, de 1956.

De aquí en adelante se vuelve a recuperar la figura del Granerer de Balbuena hasta el año 2002, cuando la revista cambia la portada y se nos muestra una versión en diseño realizada por la imprenta de León encarga de imprimirla. Se trata del retoque de una foto de la escultura del Granerer, realizada por Rafael Pi Belda en 1999. Después será el diseñador de Torrent, Eugenio Simó, quien tome la batuta hasta que en 2011 la recogida Calo Carratalà con una versión a carboncillo de una foto del último granerer. En 2012, Jose Luis Campillo, nos muestra una imagen metonímica de las manos de un hombre, haciendo una escoba, la parte, por el todo.

 

Contenido

Una vez analizada la parte del diseño, pasamos página y nos encontramos con el contenido de un Granerer cambiando conforme se adaptaba a los tiempos y donde aquello principal era difundir los esbozos de las fallas, las representantes y el programa de actas. La vertiente cultural siempre ha estado muy presente desde su creación por eso hay que sumar la presencia de la poesía y las conocidas “ripiaes” sarcásticas y llenas de sátira fallera. Así pues, podemos diferenciar los siguientes bloque temáticos presentes a los Granerers:

Presentación de las fallas

Conforme han avanzado los años, la revista ha presentado variaciones en la hora de presentar el esbozo de la falla, parte indispensable de la fiesta y recuerdo de aquello que se plantaría en la calle. En los primeros números muchas fallas presentan versos o explicaciones de los monumentos, otros se limitaban a presentar solo el esbozo.

En cuanto a las fotos de sus Falleras Mayores, en el primero numero, aparecían vestidas de particular y muchas de ellas se acompañaban con poesías para cada fallera. No será hasta el año 1978 cuando empiezan aparecer vestidas de valencianas, pero todavía quedan muchas de particular. Hay que resaltar que en algunas fallas, a solas aparece el listado de la comisión masculina, de forma que en ningún momento aparece la Corte de Honor. Tenemos que recordar que estamos a principio de los 70 y la figura de la mujer en la fiesta era meramente representativa y completamente diferenciada, al igual que la comisión infantil. Con listados de falleros diferenciados.

Otros, por ejemplo, sí presentan su corte de honor y un conjunto de hasta 14 reinas (del fuego, de la flor, de la música) que acompañaban a la Fallera Mayor. Esta tradición de crear cortes dentro de cada falla fue abolida con el nuevo reglamento fallero de 1983, a pesar de que en muchos pueblos todavía se conserva. Antoni Pardo, era tradicional el cargo de musas. La falla Toledo, Sedaví, Padre Méndez y Santo *Roc, optan para incluir poesías en sus falleras mayores.

No será hasta 1984 cuando ya aparece una estructura parecida al actual en la que las fallas se dividen por secciones, llega el color a las fotos de las Falleras Mayores de Torrent y un gran trabajo de investigación en el que cada falla presenta un resumen de los premios obtenidos al larga de la historia de cada comisión.

 

Investigación

El espacio dedicado a la investigación ha sido bastante reducido, pero no inexistente. De hecho, en el primer número esta vocación está clara y nos encontramos un artículo dedicado en la creación de las insignias falleras:

“Los emblemas falleros fueron creados en el año 1971 (Las torres, en su categoría de oro, plata y bronce, sueño lo premio a la actividad fallera que otorga lo Ayuntamiento a través de la Junta Local Fallera)”.

Así como otro donde se indica como punto de partida que la figura de la FMT nació al 1971 y 1972. En este curioso artículo se hace una explicación de que a pesar de ser el primer granerer, ya exisitia dos años antes la figura de la Fallera Mayor de la ciudad. En este tipo de recordatorio se menciona una breve crónica de cómo fueron las exaltaciones de Mari Carmen Fernandez Cubas y de Purin Mora Alandí (FFMMT de 1971 y 1972). Por este camino trobme los artículos de MIK en 1974 y 1976, bajo el lema “Apuntes para la historia de las fallas”, el autor hace una breve reseña de la tradición torrentina. Pero si hablamos de un investigador siempre fiel a su tarea de cronista, ese es sin duda, Vicent. Beguer Esteve, que ya en 1980 escribió “Las fallas y Torrent: pequeña historia” donde hablaba de la tradición de los “payasos” y hace un recorrido por todas las décadas hasta llegar a los 80. En 1981 escribió “Presencia torrentina en las primeras fallas.”

Otra corriendo de artículos se la dedicada a la historia de los libretos de falla (Joan Gil Barberà, Presidente de Lo Rat Penat en 1988) o incluso reproducciones de artículos publicados en la Revista Pensado y Hecho y otros artículos dedicados a la propia historia de las comisiones de Torrent, cumpleaños o más últimamente dedicados a los estudios de la Tumbó de las fallas, la aparición en prensa del primer monumento fallero al 1900 (ambos de Salvador Císcar), u otros sobre los carteles de fallas o monumentos municipales.

 

Opinión

Otro pilar fundamental han sido los artículos de opinión. Los temes tratados siempre han sido alrededor de la evolución propia de la fiesta y de la adaptación a los cambios. Una parte importante hay que resaltar la presencia de hombres de la fiesta, como Arturo Boix, Pere Delmonte, o V. Robert Gómez (“Mi ideal fallero”, de 1985) o Alfret Chulià (“Torrent y la Dulzaina”, de 1985); así como Andreu Andreu Alabajos (“El pensamiento de un fallero”, de 1986). De entre todos de ellos hay que destacar el artículo firmado por Junta Local sobre indumentaria y que aparece bajo el lema: “Normas para el traje regional de Labradora Valenciana”(aparecido en 1973, 1985 y 1986) y donde se pueden leer recomendaciones que no dejan indiferente a nadie a día de hoy:

“El corpiño y la falda deben ser del mismo color y tejido. Las cintas deben ser lisas, sin flecos, ni dibujos. El corpiño deberá ser necesariamente negro, la altura del traje debe ser de 35 cm del suelo, sin zapatos. El peinado: raya en medio, sin flequillo y sin cardar.”

Lírica/narrativa

Conversas, ripiaes y versos, han sido parte fundamental en el contenido del Granerer. De hecho, Vicent Beguer ya marcaba el camino del que pretendía ser la revista y así lo podemos encontrar en su primera aportación, titulada “Pórtico”, que a tipo de metáfora nos animaba a entrar a este mundo de la poesía y de retomar la fiesta fallera a Torrent en la segunda y definitiva etapa::

“Un altre any les falles són plantades,
la festa continua renovada
i el poble s’empampola amb alegria
entre músiques traques i armonia.”

Otras firmas que destacan son las de Josep Alarte, Pere Delmonte, Donís Martín y los torrentins San Félix, Francesc Joan-Torrent (Tríptico) o las Ripiaes Falleras, de Pep el Tranquilo, o el que es el mismo, Pascual Romero. También hay que reseñar la parte de narrativa breve, como en “1986, el año que hicimos contacto o algo así” (Cuento fallero). Pero, sin ningún tipo de duda, a partir del año 1982 los Juegos Florales, organizados por la falla Ramón y Cajal, de la mano de Beguer, llenarán cada año las páginas con los premiados del año anterior. Los primeros publicados son “Nuestra patrona”, “Ofrenda” y “Almohadilla”, que aparecen sin firmar, pero son los ganadores de la V edición.

No podemos concluir esta rápida visita además de 40 ejemplares sin destacar la presencia del programa de actas. A pesar de parecer un tema frívolo, no me de olvidar que El Granerer, nació por una necesidad imperiosa de reorganizar la fiesta y difundirla al público, en este sentido, se hace patente la presencia del calendario festivo, hasta el punto de hacer un Granerer de Bolsillo en XXX, fácil y cómodo por llevado siempre encima.

 

Conclusión

Con más de cinco décadas de vida, El Granerer siempre ha estado vivo, ha sido una revista cambiante que nació con una necesidad de difusión y a la vegada, con una gran pretensión cultural que atravesado momentos de sequía, pero también de gran abundancia literaria, crítica y de investigación. Como ser vivo que es, ha ido transformándose a lo largo de su historia en una revista de imprescindible de consulta para conocer la historia de las fallas de Torrent y de su gente. Y se que al fin y al cabo Lo Granerer no es otra cosa que el fruto y rendimiento de todos los falleros que han ido aportando sus recuerdos, críticas y artículos de opinión a lo largo de su vida. Una trayectoria que continúa cada mes de marzo.

 

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